CARTA IX

Publicado por eugenesia
«No puedo creer lo rápido que llegó tu carta, obviamente me inspiró para responderte rápido también. Es horrible cuando se muere alguien, más si es cercano, como vos decís. Espero que estés bien. Yo tampoco tengo abuelas, tengo recuerdos con ellas, obviamente los mejores, creo que las abuelas nos malcrían como no malcriaron a nuestros papás. Me hiciste acordar al día del atentado, era feriado y estábamos yendo a devolver un nebulizador que usaba una de mis hermanas por una alergia creo, de repente, en la radio, Fernando Peña (¿lo conociste?) dijo que estaban tirando abajo el World Trade Center y que había empezado la Tercera Guerra Mundial, tan errado no estaba. Me acuerdo la cara de boludo de Bush cuando le avisan, si te fijás, el libro que tenía en las manos, si mal no recuerdo, estaba al revés o algo así. Obviamente odio palabras, una palabra que amo es la palabra luz o el nombre Ezequiel, creo que mi hijo se va a llamar Ezequiel. Conozco a Spinetta, mi hermana se llama Maribel por la canción de él. No tengo segundo nombre, creo que te lo conté, no me acuerdo. Soñé con mujeres, soñé cosas raras con mujeres porque yo era hombre. Mi papá no corea canciones, las silba y cuando silba una canción que no me gusta me pone nerviosa. Mi papá hace muchos ruidos que me molestan. Respecto a lo del vaso yo no lo veo ni medio vacío ni medio lleno, será que no entiendo esa frase, la verdad, adhiero a que está lleno siempre porque el aire ocupa lugar, pero nadie lo entiende. No importa si no seguís el hilo de la carta, me gusta leerte igual. Creo que pocas veces vamos a coincidir con lo que nos escribimos. Me gustan los autos rojos pero no las Ferrari, me sé un poema de memoria, Sonatina de Rubén Darío, ¿lo conocés? Me gustan las cosas viejas, el olor a abahaca (otra palabra que me gusta), el olor a lavanda me descompone, odio que me falten el respeto o me borren sin darme un motivo, odio hablar por hablar y aprendí la palabra epistaxis durante el tratamiento (es griego). Baje la aplicación de la RAE, odio conjugar verbos, estar sola y no tener dónde caerme muerta. Lo de estar sola es relativo. Quiero un trabajo, si sigo así me voy a inventar uno. Me gusta corregir a los pelotudos, aunque a veces son tantos que lo dejo pasar. Me gusta dar direcciones equivocadas. Odio esperar un turno, ir al ginecólogo y al dentista. Odio mi vida, no poder amar a alguien sin que me duela. No me gusta llamar la atención pero tampoco me gusta que me ignoren o me digan "no te vi", creo en el sol, la lluvia y una sonrisa a la mañana. Odio salir sin desayunar, amo la gente puntual, las papas fritas y la comida casera, la gente con mambos y la gente autodidacta. Me gustan y me deprimen los bares de viejos. Escribo en cualquier papel que tenga a mano, extraño los boletos. Soy abstemia (me abstengo de pelotudeces). Me gusta la palabra pelotudo. Odio el calor y las alergias. Si una canción me gusta, la escucho treinta y cinco millones de veces hasta que me pudre y no la escucho más. Disfruto el silencio hasta que vuelven las voces, dedico cosas. Creo que no hay gente libre. Me cae bien poca gente y no lo sabe. No me gustan las rimas fáciles, amo el olor a garage y a nafta. Percibo cuándo va a llover, generalmente porque ese día estoy triste. No creo en los curas. Nadie debería leer esto. Me angustia pasar por lugares con recuerdos. Nunca compré algo por teléfono. No me sale disimular. No me gusta la ropa hippie. Hice muchas cosas por amor, aunque pensándolo bien, probablemente haya sido por boluda e impulsiva. Me acuerdo los domingos en la casa de mi tía cuando comíamos pizza casera. Extraño ir a la plaza y sacarle la arena a las zapatillas, hace poco pasé por esa plaza y todo se había achicado. Me angustian las bibliotecas con libros de autoayuda y la gente que recomienda libros de autoayuda. No me gustan los diminutivos. La mayoría de las veces guardo todo lo que escribo, con el tiempo lo releo y no leo a la persona que soy ahora o no me entiendo la letra. Me fui por las ramas. Espero tu carta.»